Copas y vasos: un cristal para cada uso

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A simple vista, la copa y el vaso tienen una diferencia fundamental y podría decirse que única: donde la una tiene talle y pie, el otro se apoya, directamente sobre su fondo. A partir de ahí, el uso que se le dé a cada pieza y el protocolo establecido son los encargados de ir estableciendo otras diferencias.

Empecemos por las copas. Lo primero que hay que decir es que su uso fundamental es el de servir vino (y, en esta denominación genérica, incluimos cava y champagne). Según vayamos a beber (o servir) uno u otro tipo de vino, las normas de la etiqueta y el protocolo dictan el uso de un tipo de copa u otra. Empecemos:

·Para el jerez se utilizará una copa fina y alargada de tamaño mediano.

·Los vinos de mesa (blancos y tintos) reclaman una copa grande en forma de tulipán.

·Una copa similar a la del jerez, pero no tan alargada y un poco más redondeada, será la opción para el oporto.

·El cava y el champagne piden una copa alargada y fina, con un talle igualmente largo.

·Los licores se sirven en una copa pequeña, en forma de dedal.

·Por último, si lo que se bebe es brandy o coñac, la elección será obligada: copa grande de base gruesa y redondeada, con la parte superior más angosta.

Por lo que respecta a los vasos, los bajos y de boca ancha quedan reservados para bebidas tipo whisky o ron. En todo caso (y esto vale para copas tanto como para vasos) será bueno huir de los colores y de las formas complicadas y barrocas.

 

 

Blog de Lopez Ortega: #JamonLovers

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