¿Cómo es el sibarita perfecto?

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El sibarita es, por definición, alguien que sabe disfrutar de la vida, alguien que se complace con lo bello y lo bueno. Más allá del tópico que habla de esta suerte de tribu urbana, que se refiere al sibarita como un señor de edad madura, eterno bronceado, patillas plateadas y vestimenta en la que no ha de faltar la el foulard de seda y la chaqueta de botonadura cruzada, todo sibarita que se precie viajará por la vida cumpliendo con una suerte de decálogo. ¿Hacemos un repaso? Vamos allá.

1.- Satisfacer el placer (el propio) por encima de todas las cosas…no importa donde esté. Una vez que el sibarita descubre lo que para él es belleza y placer, nunca dudará en lanzarse a por ella… como tampoco se preguntará frases del tipo «si hubiera hecho…», «debí probar…», «¿por qué no fui a…?».

2.- Un sibarita acepta los tropezones (inevitables) en la búsqueda del hedonismo como algo natural y necesario. Tiene claro que el mismo hecho de probar implica equivocarse. El conocimiento es parte de la educación propia del sibarita.

3.- Sigue, tan sólo, sus propios e íntimos impulsos. Para el perfecto sibarita no existen modas ni tendencias. Por definición, el sibarita es autosuficiente e independiente en todo sentido. Incluso en el moral.

4.- Le importa bastante menos la marca que la calidad del material con el que está elaborado éste o tal objeto. Eso sí, sabe que las marcas más prestigiosas, más finas, más confiables utilizan los mejores materiales… así que confía en ellas.

5.- Para ser un perfecto sibarita no hay que ser rico. El perfecto sibarita no tasa los objetos por su valor de uso ni por su valor de cambio, sino que se guía por una suerte de valor de apreciación. Tendrá objetos costosos, consentirá lujos extravagantes, pero también debería atenderá a objetos y usos humildes si en ellos  encuentra belleza. Un nuevo rico nunca va a ser un perfecto sibarita, porque no aprecia los objetos en sí mismos, por bellos, sino por lo que significan o por lo que le van a representar en reconocimiento social.

6.- No hay que tener prisa. Hay que saberle dar a los momentos gratos y placenteros todo el tiempo que necesiten.

7.- Atiende a los detalles. El perfecto sibarita es detallista tanto en su comportamiento como en su apreciación de objetos y usos. Ese adjetivo bien puesto, ese chelo que suena bajo y sutil en la sinfonía, la señora que amasa con paciencia al lado del fogón de leña, la manera en que estrechó tu mano esa señorita, … Esas cosas poco perceptibles y aparentemente sin importancia aderezan los días del sibarita.

8.- Viaja y planifica viajes de cinco estrellas… lo cual no quiere decir hospedarse en hoteles de cinco estrellas que, al fin y al cabo, siempre son iguales. El perfecto sibarita será un mochilero que viaje con dinero…conociendo, mejor que nadie, el alma de las ciudades.

9.- Ser cortés. El sibarita no confunde sibaritismo con soberbia, aunque muchos sibaritas lo sean. El sibarita le pedirá al camarero los huevos benedictinos como le gustan, y si no están bien hechos, volverá a explicarle, con cortesía, la receta.

10.- El perfecto sibarita no necesita hablar francés… pero si hablar bien y expresarse con propiedad, de forma correcta y adecuada. Un sibarita es alguien leído que sabe distinguir un Henry James, un Alejandro Rossi, un Borges o un Flaubert.

Blog de Lopez Ortega: #JamonLovers

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