Turrón de Jijona
En realidad, hay tantas teorías sobre el origen del turrón como autores las han creado. Según esto, el turrón podría haber sido cosa de fenicios, romanos, judíos, …Incluso hay una leyenda que remite al terró o torró y arrancaría de los amores de un tal emir Alí, rey moro de la taifa de Alicante, allá por el siglo XI. El tal rey se habría esposado con una princesa escandinava llamada Ilda. La mujer, melancólica de sus nieves nórdicas, habría visto en los almendros, una suerte de recuerdo de sus añorados paisajes nevados. El rey, queriendo que este consuelo durara más allá de lo que duraba el almendro en flor, habría encargado a sus confiteros que elaboraran un dulce que prolongara, en el año, la presencia de la almendra. Habría nacido el turrón… y había nacido en la ciudad de Jijona.
Sea o no real el mencionado hecho, de lo que no cabe duda es que diferente documentación remite a que, a partir del siglo XV, en Jijona se empezó a elaborar un turrón muy semejante al que nosotros conocemos. Incluso, se comenzó a embalar en cajitas de madera, las cuales viajaban a las cortes europeas como preciado regalo de dulce español.
Fue en el año 1840, cuando un turronero jijonenco llamado Luis Mira, cargó las alforjas de sus borricos con turrón y puso rumbo a Madrid. Los dos primeros años, antes de llegar a su destino, ya había agotado sus existencia…por lo que al tercer año hizo el viaje en carro. Este turronero, en el año 1855, abrió en la calle San Jerónimo (en Madrid), el comercio Casa Mira y se convirtió en proveedor de la Casa Real. Hoy el turrón de este establecimiento está presente en medio mundo…incluyendo la mesa navideña de la corona británica, donde no falta desde que la reina Victoria se aficionase al dulce.
¿Y cómo se elabora el turrón? Bueno, dicho queda, líneas más arriba, que el principal ingrediente es la almendra, que va tostada y mezclada con clara de huevo y miel. Esta mezcla se suele moler en unos molinos especiales hasta lograr una masa fluida uniforme. La masa se somete a una segunda cocción en unos calderos denominados boixets. Mediante el movimiento del boix se logra una textura homogénea y se acaba vertiendo en unos moldes. Se deja enfriar hasta lograr arrematar el turrón. Al molerse las almendras estás liberan sus aceites. Es por esta razón por la que es necesario dejar reposar el turrón durante al menos unas 24 horas.
La mayoría de fábricas de turrón centran su mayor producción en los meses previos a Navidad (generalmente, desde Septiembre a Diciembre) para poder abastecer a España y resto del mundo (Japón, EEUU, Cuba, Venezuela, Argentina, Costa Rica, Francia, Alemania, etc.) del ansiado y esperado dulce de Navidad. El resto del año muchas de ellas cierran sus puertas, a la vez que esperan el inicio de la nueva campaña.
Blog de Lopez Ortega: #JamonLovers