Langosta contra bogavante
En una dinastía de crustáceos comestible, la langosta sería la reina y el bogavante (lubrigante para los gallegos; abakandoa en euskera y llamántol en catalán) sería el rey. Se trata de una relación entre pares…por mucho que, en los últimos tiempos, quizás la primera haya perdido algo de poderío con respecto al segundo. Claro que considerarles pares no es (en este caso) sinónimo de tenerlos por iguales. En realidad, las diferencias entre estos dos seres marinos son sustanciales, extendiéndose desde la cabeza hasta la cola.
Aunque es incluso común –entre miradas no iniciadas- confundir, a primera vista, langosta y bogavante, una mirada más detenida enseguida empezará a encontrar diferencias. ¿Empezamos una partida al juego de las diferencias?
Lo primero es observar que, pese a ser langosta y bogavante crustáceos –ambos dos- con diez pares de patas, en el caso de la primera las patas son (en realidad) dos largas antenas. Por su parte, los bogavantes poseen los mismos 10 pares de extremidades, pero las frontales se han desarrollado en dos grandes y fuertes tenazas. Pero no acaban ahí las diferencias. Por ejemplo, en cuanto a su aspecto (mientras están en el agua), la langosta posee un color rojo-anaranjado, mientras que el bogavante tiene un color rojo más intenso que en ocasiones puede tomar tonalidades azules o rojas muy oscuras.
Continuemos por la procedencia de uno y otro. Dónde se encuentran. Los bogavantes viven en el océano Atlántico, por la costa noroeste de Noruega y todo el contorno de Europa, hasta llegar a las costas de España y Marruecos. También existen bogavantes en el Mar Mediterráneo y en el Mar Negro. En este caso, la langosta se encuentra en las mismas regiones que el bogavante. Sin embargo, algunas subespecies de langostas, muy sabrosas y demandadas, habitan en regiones muy específicas. Es el caso éste, por ejemplo, de la langosta de Juan Fernández, la cual sólo se localiza en un archipiélago del mismo nombre en las costas de Chile; o el Cherax, nativo de la costa este de Australia.
¿Y en cuanto al sabor? En la práctica, ambos ejemplares tienen sabores muy similares, por lo que las recetas de uno se pueden intercambiar por el otro. Usualmente, se les cocina junto con arroz, y es recomendable acompañarlos con una buena copa de vino blanco… aunque también están, espectaculares, a la plancha. Para gustos… la langosta y el bogavante.
Blog de Lopez Ortega: #JamonLovers