Un aspecto importante, a la hora de elegir un alimento con el cual estimular el apetito, es que su aroma sea suave y agradable. Es el caso del jamón ibérico, y a diferencia de otros alimentos como mariscos o quesos, el olor es muy agradable… por lo que, al olerlo, es probable que queramos repetir. En todo caso, es mejor consumirlo a temperatura ambiente, para evitar que su olor sea más fuerte… y menos agradable.
Otro aliciente del jamón, a la hora de elegirlo como estimulador natural del apetito, es que no contiene fibra. Este elemento, presente sobre todo en vegetales (1,5% en la lechuga) y cereales (2,2% en el arroz integral), es esencial para una dieta equilibrada, pero llena mucho (produce gases) y es difícil de digerir.
Un tercer elemento a favor del jamón como incentivador del apetito se lo debe a su alto contenido en zinc. Y es que este mineral, entre sus muchas funciones, dos que nos competen: regula la digestión y evita la pérdida de apetito.
Una cuarta ventaja: se prepara muy rápidamente. Y es la inapetencia, unida a la falta de tiempo, lleva a algunos a saltarse el desayuno, la comida o la cena. Con el jamón ibérico no hay excusas: abres el frigorífico, sacas un sobre de jamón ibérico loncheado, y para adentro. También es ideal para comer entre horas, ya que permite repartir la ingesta y reducir la cantidad en las comidas principales (hay quien no puede con un plato muy lleno).
Hay otros remedios naturales para que a uno le entre hambre, como las infusiones de menta, anís o regaliz. También hay medicinas y drogas, como las derivadas del cannabis (marihuana y hachís), que actúan directamente sobre los receptores cerebrales que activan el apetito. Pero está claro que tan rico como el jamón ibérico no se ha inventado nada hasta la fecha.
Blog de Lopez Ortega: #JamonLovers