Masajes de barro, y con barro
Sería difícil establecer cuando y de qué manera el barro comenzó a ser utilizado con fines terapéuticos y de belleza… aunque visto lo muy arraigado que está su uso en muchas costumbres populares, bien podría decirse que su uso por parte del ser humano es muy, muy antiguo. Modernamente, y como técnica muy extendida entre las creencias populares, es la que se ha venido en llamar fangoterapia.
El órgano sobre el que se aplica esta combinación de agua y barro (o sea, la sustancia llamada lodo, barro o fango) es, como parece evidente, la piel, nuestro órgano más extenso y el que se encuentra más expuesto a las agresiones del medio (rayos ultravioletas, contaminación, viento, sol…), Además, también se ve afectado por problemas hormonales, estrés, incluso a agresiones provocadas por productos mal aplicados o inadecuados para nuestra piel. También, por el simple desgaste de nuestro PH.
Pero volvamos a la Historia… por unas líneas. Al principio, más que cómo método de belleza, el barro fue más utilizado en su vertiente y uso medicinal. Se empleaba el barro para bajar las inflamaciones, curar heridas, reuma y también para embalsamar, ya que este producto evita la putrefacción. Y todo esto no deja de resultar curioso, puesto que, en nuestros días, se ha sabido que el barro contiene minerales capaces de extraer las impurezas del interior de nuestra piel (e incluso de otras partes del organismo), purificando así nuestro cuerpo. Las toxinas y sustancias venenosas para el cuerpo son absorbidas por el barro, liberándonos así de elementos nocivos. Esta acción se debe principalmente a que la tierra y el cuerpo humano tienen casi la misma composición química, cuyos elementos son carbono, oxígeno, nitrógeno, y minerales como azufre, cloro, potasio, magnesio, calcio, cinc, cobalto y cobre.
Todo lo dicho hasta ahora compete al uso del terapéutico del barro, pero… ¿y su uso en tratamientos de belleza? ¿Y sus propiedades en limpiezas de cutis o en tratamientos contra la celulitis, la flacidez o el acné? En todos los casos, el fango opera del mismo modo sobre nuestra piel, momento en el cual su temperatura aumenta y los poros se dilatan, permitiendo una mayor penetración de los activos arcillosos en la epidermis. A través de este método, se elimina un exceso de grasa en la piel, se suaviza y pule la misma, se estimula la circulación sanguínea, se disminuyen las pequeñas inflamaciones y se tonifica e hidrata el cutis. Además, es muy útil para relajar aquellas partes del cuerpo que sufran por contracturas o tensiones, inflamaciones de las articulaciones y musculares, y, de igual forma, es muy beneficioso también para la relajación a nivel mental, ya que alivia las tensiones por estrés, revitalizando el sistema circulatorio.
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