Las setas del otoño
Llega el otoño. Se acabaron los calores del verano. Las temperaturas otoñales, más frescas que aquellas a las que nos había acostumbrado el estio, y los montes cargados de humedad, fruto de las primeras frutas de la temporada. Ambas circunstancias son ideales para que montes y prados se pueblen de setas y hongos… y para que muchos aficionados se acerquen a los montes cercanos (y no tan cercanos) en busca de sus setas preferidas. ¿Hacemos un repaso de cuales son las más solicitadas (y apetitosas) setás de la temporada)?. Vamos allá
Qué duda cabe que una de las setas otoñales más típicas, gracias a su gran calidad gastronómica, es el níscalo. Brota en los bosques de coníferas, siendo fácilmente identificable por su color naranja y sus círculos concéntricos en el sombrero. También, por la oxidación verdosa que aparece en él al romperse o rozarse alguna parte del níscalo. El níscalo de sangre, pariente cercano del anterior, también tiene un sabor más apetecible (para algunos, mejor incluso que el de su pariente), pero es mucho más escaso.
A continuación hay que hablar, inevitablemente, de los boletus… y de sus diversas variedades comestibles… entre las que destaca, especialmente, el Boletus edulis, un esponjoso hongo de uso frecuente, ya sea fresco o en seco, y utilizado para dar sabor a las comidas. Los boletus, cuyo sombrero puede acercarse a los 30 centímetros de diámetro, aparecen en bosques de todo tipo, aunque el Boletus edulis tiene predilección por los pinares y es en estos donde es más fácil obtenerlos.
¿Y qué decir de las setas de cardo? También muy apreciadas, son fácilmente identificables por su color parduzco y, sobretodo, por su sombrero hundido en su parte central. Tal y como su nombre da a entender, crecen en zonas en las que también lo hacen los cardos, esas plantas espinosas propias de las praderas.
Especial cuidado hay que tener con los champiñones silvestres, presentes durante todo el otoño. Crecen en los prados y son muy populares… pero hay que tener cuidado de coger sólo los ejemplares jóvenes. Los adultos, igual que otras setas de muy similar aspecto, pueden resultar muy tóxicas.
Resulta extrañamente fea… pero deliciosamente comestible. Se trata de la llamada Trompeta de los Muertos. Es completamente negra y se da en hayedos y robledos… y no hay que dejarse engañar ni por el nombre ni por su extraña apariencia: se trata de una seta completamente comestible.
Además de las nombradas, Macrolepiotas, rebozuelos, negrillas, senderuelas, trompetillas o setas de chopo –entre otras muchas especies- se pueden recolectar en bosques y praderas durante el otoño.
Aquí te dejamos algunas recetas de setas con jamón ibérico: