El roscón de Reyes
También llamado Rosca o Rosco de Reyes, el Roscón de Reyes se come cada 6 de enero y se define en pocas palabras: un bollo de masa dulce adornado con rodajas de fruta escarchada. A partir de ahí comienzan las diferencias… sobretodo en lo referente al relleno que puede ir desde crema a nata montada, pasando por moca, trufa, chocolate, etc. Típico de España, este bollo navideño también es ampliamente consumido en América Latina (principalmente en Méjico y Argentina) y Portugal. Curiosamente, en todos los casos, lo que se conoce como roscón, es una golosina con forma de rosca, más o menos imitando una corona real, y cubierta de frutas escarchadas que semejarían las joyas de esa hipotética corona. Hasta aquí la descripción del producto pero… ¿y si conocemos algo sobre su historia, curiosidades y costumbres asociadas?
Según parece, las primeras apariciones de un primitivo roscón en la Historia estarían relacionadas con las saturnales romanas, unas fiestas que los antiguos romanos habrían celebrado entre los días que hoy serían periodo prenavideño (entre el 17 y el 25 de diciembre), coincidiendo con el solsticio de invierno. Eran días de bulliciosas diversiones, banquetes e intercambio de regalos (la similitud con la Navidad de los cristianos es más que evidente) durante los cuales se elaboraba una torta redonda trufada de higos, dátiles y miel que se repartía entre esclavos y plebeyos sin distinción. Ya en el siglo III, en el interior del dulce se introducía un haba seca, y el afortunado al que le tocaba, era nombrado rey de reyes durante un corto periodo de tiempo establecido de antemano. Luego, en el siglo IV, la Iglesia institucionalizó el día de Reyes en Occidente y esas fiestas paganas se convirtieron en cristianas, quedando en el olvido que el origen de las mismas fueron las fiestas romanas del solsticio de invierno.
Adelantado en el reloj de la Historia, llegamos hasta el siglo XII en la Península Ibérica. Entonces, según recoge Julio Caro Baroja en su libro Carnaval, si en el Reino de Navarra se designaba Rey del Faba al niño que encontraba el haba en el roscón, en Al Andalus hallamos una tradición similar con una torta que contenía una moneda. En el siglo XVI, la costumbre del roscón llega a Méjico, donde se incrustan en el pan uno o varios muñequitos escondidos alusivos a Jesucristo, simbolizando que el niño tuvo que ser escondido y protegido en los días de la Matanza de los Inocentes.
Entonces… ¿el roscón de reyes nace, en su forma moderna, en la Península Ibérica? Pues la verdad es que no se sabe, puesto que en la Francia de Luis XV también podemos encontrar otro posible antecedente. Resulta que, siendo este rey aún un niño (comenzó a reinar con 5 años), un cocinero de origen eslavo, quiso hacerle un regalo al Rey el día de Reyes y le preparó un roscón tradicional de su tierra, pero con una sorpresa en su interior: y es que resulta que, en colaboración con otros miembros del servicio del rey, el cocinero había comprado un medallón de de diamantes y se le ocurrió ponerlo dentro. El rey galo, niño al fin y al cabo, quedó encantado con el dulce y se dedicó a propagarlo entre la aristocracia francesa y europea… eso sí, con una moneda dentro en vez del medallón de diamantes que a él le habían regalado.
Teniendo en cuenta que el rey Felipe V de España era tío del rey Luis XV de Francia, no parece en absoluto descabellado pensar que dicho parentesco fuera, también, la vía de entrada del roscón en España desde Francia.
¿Y para cuando la moneda escondida pasa a ser figurita? Pues parece ser que esto habría sucedido a finales del siglo XIX. Claro que, para que el roscón de Reyes se extendiera desde la mesa de nobles y burgueses a la del pueblo llano habría de pasar, aún, algún tiempo (incluso, en algunas zonas, como el País Valenciano, la llegada del roscón es algo más que reciente).